Sostener universidades competitivas que crean profesionales excelentes es una inversión que produce beneficios.

Potenciar la calidad de las universidades privadas o públicas con que cuenta una Comunidad es posiblemente una de las mejores formas de asegurar el crecimiento económico futuro de esa Comunidad.

Ahora que tanto se habla de la España Vaciada, es importante recordar que, en las comunidades autónomas del interior, cada curso emigran más jóvenes para estudiar en las universidades de las grandes ciudades como recogen los datos del Ministerio.

La consecuencia es que estos alumnos, después de finalizar sus estudios comienzan su vida personal y laboral lejos de su tierra de origen. Por ello, muchas universidades del interior están impulsando programas para fidelizar y atraer a más estudiantes.

También se ha demostrado que fomentar el arraigo de los jóvenes profesionales desde los inicios universitarios en la región en la que se estudia,  puede contribuir a que la brecha entre campo y ciudad sea menor.

La Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA) anunciaba ya en 2019 que el 77% de los autónomos en poblaciones inferiores a los 5.000 habitantes tenía más de 59 de años y solo un 2% menos de 30 años.

A la vez la revista Forbes publicaba que los grandes patrimonios en España se concentran cada vez más en las grandes ciudades debido a que en ellas se dispone de más servicios y actividad económica que sirve de atractivo para estos capitales, en contraposición con las zonas menos pobladas.

Este dato es un indicador de que el arraigo de profesionales al territorio contribuye a su prosperidad, especialmente, debido a que se observa que las grandes fortunas provienen cada vez más de la gestión empresarial y no tanto de origen familiar.

Sostener universidades competitivas que crean profesionales excelentes es una inversión que produce beneficios.

 

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