Artículo de opinión de Enrique Conde Tolosa, Decano de la Demarcación en Cantabria del Colegio de Ingenieros, Caminos, Canales y Puertos
El Diario Montañés, 22 de octubre de 2017
La Demarcación de Cantabria del Colegio de Caminos, Canales y Puertos es una delegación del Colegio Nacional cuya actuación se adscribe a la Comunidad Autónoma de Cantabria. Como miembros de la sociedad civil, defendemos planteamientos vitales para impulsar la competitividad y desarrollo de nuestra región, sin más ideología que el bien común.
Es por todo ello que las actuaciones del Colegio son totalmente apolíticas y están dirigidas a la mejora de las inversiones en sectores estratégicos que sitúen a Cantabria en una posición de ventaja frente a la situación actual.
Dicho todo esto, desde la Junta Rectora del Colegio creemos, que al igual que a otras asociaciones e instituciones de la región, le corresponde estar alerta ante determinadas inversiones que el Estado debería de realizar en Cantabria. Y es un hecho objetivo que, históricamente, llevamos un déficit importante de inversiones en infraestructuras que eran, son, y serán necesarias para el progreso de esta región.
Si nos ceñimos a las infraestructuras ferroviarias es también un hecho objetivo para los cántabros –quienes desde hace dos décadas escuchan como unos y otros opinamos sobre el manido tema de la conexión ferroviaria Cantabria-Madrid– que dicha conexión, tan necesaria, nunca llega.
Igualmente, es un hecho objetivo que la conexión Santander-Bilbao es otro asunto que la ciudadanía lleva escuchando de manera paralela, quizá con menos intensidad pero no por ello es menos relevante, también dos décadas.
Estos días hemos leído en los medios de comunicación declaraciones del ministro de Fomento, del Presidente de Cantabria e incluso del Consejero de Industria, sobre lo acertado de este planteamiento. Luego, parece que empezamos a tener una línea común a seguir por todas las instituciones políticas, independientemente de su ideología.
Las cercanías también han sido motivo de descontento, si cabe de manera más palpable por su uso en el día a día, en Cantabria. El abandono de determinadas líneas es visible y desemboca en continuas protestas de los usuarios desde hace mucho tiempo. También se han anunciado esta semana por parte del Ministerio de Fomento diferentes inversiones que se van a ejecutar, con lo cual, también debemos estar satisfechos de que las reivindicaciones que se hacen desde hace dos décadas en materia de cercanías comiencen a ser una realidad.
Es claro, y todos así lo pensamos, que las inversiones ferroviarias han brillado por su ausencia y, desde luego, no deja de ser un factor negativo que ha restado competitividad a Cantabria frente a otras regiones. Cantabria ya llega tarde. Cualquier economista expondría multitud de factores que harían que esta afirmación resultara abrumadora.
No creo que hayamos cambiado el discurso este Colegio, al menos en los últimos ocho años. Llevamos alerta mucho tiempo y hemos avisado en contadas ocasiones. Les recuerdo las declaraciones de este Colegio anunciando que era imposible aquel AVE que nos presentó un ministro, de cuyo nombre no quiero acordarme, quien sostuvo de manera airada que el AVE entraría por Santander en el año 2015. De aquello han pasado casi tres años y se nos tildó de muchas cosas, pero la realidad es objetiva y el tiempo pone a cada uno en su sitio.
Dicho esto, y en vista de las últimas inversiones que se están licitando y ejecutando en Cantabria, el Ministerio de Fomento desde hace un año ha asumido todas aquellas inversiones que Cantabria necesitaba y necesita.
Es cierto que era una deuda histórica y que seguiremos atentos su evolución, pero desde el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos nos felicitamos por ello, y desde luego felicitamos al Ministerio, con su ministro a la cabeza, por haber arrancado de una vez por todas, aquellas infraestructuras que nunca debieron de olvidarse en esta región.
El Ministerio de Fomento, y su ministro en particular, se ha implicado de manera personal, ha venido a Cantabria en varias ocasiones este año para echar a rodar diferentes inversiones en infraestructuras de todo tipo; es decir, somos conscientes de que se preocupa de manera permanente por esta región.
Este Ministerio de Fomento ha conseguido echar a rodar en menos de un año lo que no había echado a rodar ningún otro ministro en toda una legislatura de largo. Reitero mi felicitación entonces, claro que sí, pero lógicamente eso no nos exime de exigir que todos conozcamos los tiempos reales y los hitos intermedios que se van a ir acometiendo.
En el capítulo de infraestructura vial, hace una semana el Ministerio de Fomento licitó la mayor obra que se ha aprobado en Cantabria hasta la fecha: el ramal de autovía de Sierrapando Barreda con sus diferentes enlaces, por un montante de 165.2 millones de euros. Otro motivo de satisfacción para Cantabria, para el sector del transporte, de la construcción y para la ciudadanía en general. Es un éxito, se nos debía, pero lo ha hecho realidad este Ministerio.
Históricamente la inversión de infraestructuras del Estado en Cantabria ha sido motivo de disminución de competitividad económica para nuestra región. Les pongo un claro ejemplo, la autovía de la Meseta: Cantabria completa su conexión a Madrid en el final de la primera década del siglo XXI, cuando la autovía Bilbao-Madrid estaba ejecutada desde hacía tres décadas, lo cual supuso que durante esos años el transporte, y todo lo que conlleva (puerto, aeropuerto, ubicación de empresas, etc..) se derivara en gran parte hacia Vizcaya, no hacia Cantabria.
Nuestra preocupación no solo se circunscribe al ámbito nacional España sino también miramos hacia Europa y nuestra inclusión en las redes transeuropeas, y si esa preocupación suscita la atención de los políticos y gobiernos regionales y nacionales, también nos congratulamos por el bien de la sociedad cántabra.
En definitiva, el Colegio está en lo cierto cuando asegura que ha existido una discriminación económica en materia de infraestructuras en esta región y, nos guste o no, es nuestra responsabilidad estar alerta e informar, en la medida en la que nuestros medios y nuestro tiempo nos lo permite, si los tiempos y los plazos de las infraestructuras claves de Cantabria se cumplen o si son adecuados para los intereses de esta región.
Claro que habrá otras comunidades autónomas que tendrán sus necesidades, y lo comprendemos, pero a nosotros nos corresponde opinar sobre lo que sucede en aquí, y parece que empezamos a estar en la senda correcta. Y aquí, como siempre, la Demarcación de Cantabria del Colegio de Caminos, Canales y Puertos ofrece su colaboración en todos aquellos temas que se necesite para seguir avanzando en la consecución de un desarrollo sostenible y equitativo para nuestra región.