Se calcula que hasta el 85 por ciento de los adolescentes padecen acné en mayor o menor grado
El Colegio de Médicos de Cantabria ha organizado un seminario sobre dermatología pediátrica, en el que ha intervenido la doctora Ángela Hernández y que ha estado dirigido por la vocal de Atención Primaria y pediatra, Montserrat Matilla.
Según ha asegurado la doctora Ángela Hernández, los motivos de consulta más frecuente incluyen la dermatitis atópica, el acné y algunas infecciones víricas como verrugas y papilomas y la prevalencia varía en función de la edad, siendo más frecuente la dermatitis atópica en los niños más pequeños, y el acné y las infecciones víricas en el niño escolar o adolescente.
La primera parte del seminario ha estadon dedicada a las manchas en la piel y, en su opinión, para diferenciar las manchas “intrascendentes” de las que deben hacer sospechar una enfermedad sistémica asociada hay que tener en cuenta la morfología, el número de lesiones y su asociación o no con otras lesiones dermatológicas.
En su intervención ha recalcado la necesidad de saber distinguir las manchas malas de las buenas y ha explicado cómo se pueden distinguir “a simple vista”.
“La piel permite diagnosticar algunas enfermedades genéticas con una simple inspección visual. Conocer la morfología de las lesiones que alertan sobre una enfermedad sistémica es fundamental para no diagnosticar en exceso ni minimizar algunos hallazgos importantes”, ha apuntado.
Según ha manifestado la dermatóloga pediátrica, la neurofibromatosis es la enfermedad neurocutánea más frecuente y el diagnóstico suele ser sospechado en primera instancia por el pediatra de Atención Primaria.
Al respecto, ha indicado que las manchas sugerentes de esta enfermedad aparecen en número igual o mayor a seis, tienen más de cinco milímetros en los niños o más de 15 milímetros en los adultos, y son de tono marrón, morfología ovalada y con bordes típicamente (aunque no siempre) lisos.
A lo que ha añadido que la distinción con otras lesiones, como nevus melanocíticos o nevus hipercrómicos, es “importante” para no sobrediagnosticar la enfermedad.
Por otro lado, y en relación con el acné juvenil, Hernández ha indicado que el acné juvenil aparece en edades cada vez más precoces y que, en la actualidad, las guías de práctica clínica internacionales consideran esta posibilidad también en niños prepuberales (10-12 años), por lo que se calcula que hasta el 85 por ciento de los adolescentes padecen acné en mayor o menor grado.
“No hay mortalidad asociada con el acné, pero sí una potenciación repercusión física y psicológica significativa, por lo que es imprescindible tratarlo”, ha resaltado la profesional.
Además, ha apuntado que el tratamiento elegido dependerá de la morfología, gravedad y localización de las lesiones y comprende tratamiento tópico y oral.
Así, según esta doctora, el médico pediátrico y, cuando sea necesario, el médico dermatólogo, serán los profesionales que deben valorar a los niños con acné para hacer un tratamiento adecuado y prematuro de esta patología.