La Estrategia «de la granja a la mesa» es un elemento esencial del llamado Pacto Verde Europeo que establece la manera de convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro de aquí a 2050. La pandemia de COVID-19 ha puesto de relieve la importancia de un sistema alimentario sólido capaz de garantizar a los ciudadanos el acceso a un suministro suficiente de alimentos a precios asequibles.
Para saber cómo pueda afectar al sector agrario de Cantabria es imprescindible analizar un objetivo clave: la garantía de una producción alimentaria sostenible (con un impacto medioambiental neutro o sostenible) y las propuestas que se establecen para lograrlo:
– Compensar prácticas agrícolas que eliminen el CO2 y compensarlas mediante la Política Agrícola Común o con otras iniciativas públicas o privadas.
– Potenciar la economía circular, la eficiencia energética de las explotaciones agrarias y el uso de energías renovables en ellas.
– Reducir en un 50 %, el uso y los riesgos globales de los plaguicidas.
– Limitar el uso de fertilizantes en al menos un 20 % de aquí a 2030.
– Que al menos el 25 % de las tierras se utilicen en agricultura ecológica de aquí a 2030, propuesta que necesita de un gran apoyo económico y formativo.
– Reducir el impacto medioambiental y climático de la producción animal, e introducir en el mercado aditivos sostenibles e innovadores.
– Revisar la legislación en materia de bienestar animal relativa al transporte y al sacrificio de mismo, así como reducir el uso de antimicrobianos.
– Proteger mejor los vegetales contra plagas y enfermedades emergentes, e impulsar la innovación en la lucha contra las mismas.
Medidas todas ellas imprescindibles para hacer realidad esa Nueva PAC aprobada hace ahora dos años que persigue, entre otras metas, “ayudar a los agricultores a mejorar su rendimiento medioambiental y garantizar una renta digna”.
COLEGIO OFICIAL DE INGENIEROS AGRÓNOMOS DE CASTILLA Y LEÓN Y CANTABRIA