Tribuna de Francisco Javier Lastra, Decano del Colegio de Psicólogos de Cantabria
Como cada septiembre cogemos la mochila educativa y emprendemos un nuevo curso escolar. Mochila llena de inquietudes: ¿nuevo profesor o profesora? ¿Cómo le irá a mi hija o hijo este año?, ¿nuevos libros?. La nueva rutina viene acompañada de cambios en el hogar ante los horarios escolares y el calendario escolar: calendario que, este año, viene marcado por la concordia entre la Administración de referencia y la comunidad educativa. Al día a día hay que añadirle la constante irrupción de actividades extraescolares, clase particulares, academia y un sinfín de propósitos que obligan al niño o a la niña a vivir el día, en muchas ocasiones, sometido al yugo de los marcados tiempos y actividades.
Sería bueno plantearnos que los niños deben tener unas horas para jugar, explorar, moverse. La neuroeducación, en este sentido aporta claves importantes en la estimulación de un cerebro en desarrollo como es el de nuestros infantes: se debe insistir que los niños en los primeros años necesitan explorar, moverse, tocar, realizar actividades que supongan activar todos los sentidos a través de la movilidad. La pasividad y el exceso del uso y mal uso de los móviles y las pantallas digitales está limitando esa tan necesaria movilidad y en consecuencia limitando la activación neuronal que tiene como eje de su desarrollo el movimiento y el juego.
En la Educación Primaria es básico el dominio de la lectura, la expresión en todas sus formas y el juego matemático que constituirá la base o el depósito que sustentará la edificación del conocimiento en épocas escolares posteriores. Los deberes, en muchas ocasiones excesivos y poco eficaces, constituyen un motivo más que sobrado de debate que debe fundamentarse. Las jornadas maratonianas de estudio en casa de los infantes consiguen, muchas veces, efectos de desmotivación hacia el aprendizaje y el hastío hacia todo lo relacionado con aprender. Muchas inquietudes en las que es muy conveniente dejarse orientar por los profesores y expertos en Educación entre los que estamos los psicólogos y que podemos aportar ciencia a las sugerencias y evidencias científicas a lo que consideramos como fundamental en el proceso educativo de aprender y enseñar.