La demanda de atención psicológica a niños y jóvenes ha aumentado en nuestra Comunidad un 25% por efectos de la pandemia según cifras del Colegio de Psicología de Cantabria
Los datos de consultas y solicitud de atención psicológica desde que empezó el confinamiento y hasta la fecha actual hacen que sea de esperar un aumento significativo de peticiones de apoyo a los profesionales de la psicología y la salud mental.
La población infantil y juvenil está mostrando cuadros clínicos de ansiedad, sintomatología compatible con la depresión y estrés. La apatía, las dificultades para conciliar el sueño o los cambios de alimentación externos se perfilan como algunas de las manifestaciones que pueden sufrir los jóvenes en esta situación de inseguridad e incertidumbre.
Además y desde el pasado marzo, están aumentado los problemas psicológicos del tipo de trastornos obsesivo compulsivos, ansiedad y depresión entre los niños y los chicos y chicas de Cantabria.
Estos datos ponen en valor el trabajo que los profesionales de la psicología de Cantabria están realizando durante y después del confinamiento y que deberán seguir realizando en tanto se prolongue la causa que está detrás del malestar de la población y que no es otra que la incertidumbre.
Psicólogos y Psicólogas están realizando una labor tan valiosa como el resto de las profesiones sanitarias y contribuyendo a que el personal de los hospitales y centros de salud puedan afrontar situaciones especialmente complejas.
Es quizás un trabajo menos visible que el de quienes llevan batas blancas pero igualmente importante y que seguirá siendo necesario una vez el virus haya dejado de ser una amenaza